Invitaciones de boda de mis amigos

¿Aumentar los años de soltería? Es más fácil de lo que piensas.

Trabajas duro, ocasionalmente vas a citas a ciegas y, si fallas, pasas el tiempo con todo tipo de pasatiempos.

Haces dieta y cambias de estilo. Así, si solo fallas un par de veces al año, la vela adicional en el pastel de cumpleaños pasa en un abrir y cerrar de ojos.

"Chicos, tengo una fecha."

Era diciembre, invierno, antes de que terminara el año.

Incluso un amigo del que ni siquiera sabíamos si estaba saliendo, de repente anunció que había fijado una fecha de boda.

Estaba tan conmocionado que incluso le pregunté si estaba embarazada.

Dijo que le habían pedido matrimonio 100 días después de conocerse.

"¿Ah, sí? Yo también tengo invitaciones de boda."

"¿De verdad? Yo también me caso el año que viene."

29 años. Como si hubieran hecho una promesa, mis amigos se casaron uno tras otro con unos meses de diferencia.

Ahora solo quedan 3 solteros de 8, incluyéndome a mí.

Supongo que me casaré alrededor de los 30.

Pensé en ello sin ninguna duda, aunque fuera vago.

La inseguridad de estar quedándome atrás de todos los demás. La ansiedad. La presión.

Pero ni siquiera quería que los demás se enteraran de que sentía estas emociones.

Dicen que hasta la zapatilla encuentra su pareja. Odiaba esa frase.

¿Será que mi pareja está en Seúl? ¿En el extranjero? ¿Habrá nacido siquiera?

Caminando por la calle, veía a las parejas que pasaban y me sentía injustamente tratada al pensar que todas esas personas tenían su pareja, ¿por qué yo no?

No soy partidaria de no casarme. Nunca he tenido el deseo de vivir una vida genial sola.

Quería conocer a alguien que me gustara, enamorarme, casarme, tener hijos como conejos.

La gran mentira de que adelgazarás cuando entres a la universidad, como la gran mentira de que te casarás naturalmente cuando seas mayor.

Además, ¡no puedo recibir el ramo de flores de mi mejor amiga!

Ese lugar pasó a ser para otra amiga que se casaría después.

Las hermanas mayores solteras de mi entorno lloraban de soledad cada vez que bebían alcohol

Al día siguiente, volvían a la normalidad como si nada hubiera pasado. Más que consuelo, preferíamos hacer como si no nos diéramos cuenta.

Mis amigas que se casaban me decían que pronto encontraría a alguien bueno.

Esa noche de invierno en la que recibí 4 invitaciones de boda de golpe, lloré mucho.

No puedo estar desanimada para siempre. ¿Qué me hace diferente? Solo que aún no he conocido a mi alma gemela.

Confío en que estoy a la altura de las expectativas, al menos para que el intermediario no se sienta incómodo.

Así que me quité la máscara de indiferencia y empecé a pedir presentaciones activamente.

Si hay alguien que te guste, preséntamelo.

La respuesta fue positiva. Todos se esforzaron para presentarme a alguien, ya fuera un amigo o un conocido.