Lunes por la noche a las 7 pm

Las llamadas del gerente de emparejamiento que parecían querer casarme para satisfacer su propia satisfacción personal, aunque no eran frecuentes, sí eran constantes.

No podía evitar pensar que no solo buscaba incentivos, sino que también sentía una genuina pasión por llevarme al altar.

Estaba esperando el momento adecuado para decirle que ya era hora de que abandonara su ambición.

Sin embargo, me envió un perfil con la excusa de que me estaba presentando a alguien muy especial después de mucho tiempo.

No vivía muy lejos, era más alto que yo, y solo había dos años de diferencia entre nosotros.

Siempre había sido rechazada por hombres por la poca diferencia de edad, así que,

sin muchas expectativas, respondí: "Si él acepta, me gustaría conocerlo".

Me respondió que él también había aceptado y me preguntó por la hora que me venía bien. ¡Qué sorpresa!

"Por favor, compruebe si puede el lunes por la noche".

No quería esperar hasta el fin de semana, quería conocerlo rápidamente a principios de semana y ponerle fin a todo esto.

Así que, quedamos para el lunes por la noche a las 7 pm en una cafetería cerca de Hongdae.

El verano se acercaba y el calor temprano se prolongó, pero de repente cayó una lluvia que trajo consigo una sensación de frescura.

Me maquillé con cuidado y, nada más salir del trabajo, cogí el metro y me dirigí a la cita.

Llegué 15 minutos antes, abrí la puerta de la cafetería y me quedé atónita al ver que solo había un cliente.

Con ese silencio tan profundo, me sentí incómoda, pensando que el personal de la cafetería podría escuchar nuestra conversación.

Eché un vistazo al interior para ver dónde sería mejor sentarme y finalmente encontré una mesa en un rincón.

Y casi al instante, sonó el aviso de un mensaje.

"¡Hola! Soy OOO, el que te vas a encontrar en breve. La cafetería está muy tranquila.

Cuando llegues, seré el único que estará aquí, así que será fácil encontrarme. ¡Tómate tu tiempo!".

¿Ya había llegado? Si es así, entonces...

"Oh, yo también acabo de entrar, creo que sé quién eres".

Le respondí rápidamente, cogí mi bolso y me acerqué al hombre que estaba sentado junto a la ventana.

"Hola".

Nos presentamos y nos saludamos.

En ese instante, mi primera impresión fue que tenía unos ojos realmente grandes, un aspecto ordenado y un estilo limpio.

Como era obligatorio llevar mascarilla, solo pudimos vernos la cara cuando terminamos de pedir las bebidas y nos la quitamos.

Sinceramente, creo que la mascarilla me ha hecho darme cuenta de la importancia del mentón.

No me había dado cuenta de que había tantas personas con ojos tan bonitos en nuestro país.

Por eso, a menudo me sorprendía o me decepcionaba cuando me quitaban la mascarilla.

Ah, qué buena impresión, qué joven se ve.

No pude evitar sonreír. ¡Cuánto tiempo hacía que no encontraba a alguien que me gustara a primera vista!

No hizo preguntas impertinentes ni extrañas, simplemente la conversación fue agradable a medida que pasaba el tiempo.

Hablamos sobre nuestros entrenamientos, nuestros intereses cuando no trabajábamos, los lugares que habíamos visitado en nuestros viajes.

Hablamos de nuestros trabajos, de nuestra comida favorita.

Teníamos gustos y estilos similares, ¿o debería decir que nuestras ideas eran parecidas?

Mientras nos adentrábamos en una conversación fluida que abarcaba temas diversos, si él no hubiera preguntado si tenía hambre,

no me habría dado cuenta de que había pasado tanto tiempo.

Justo en ese momento, sin darse cuenta, se llenó el estómago.

Al final, no pudimos cenar juntos, pero nos despedimos con la promesa de una próxima vez, después de una conversación que duró más de dos horas y media.

Emocionada, le escribí a mi amiga mientras regresaba a casa.

"He salido con alguien que me gusta mucho después de mucho tiempo. Me cae bien y creo que tenemos gustos similares".

"¡Oh, qué bien!"

"Nos encontramos a las 7 y hemos estado hablando hasta ahora".

"¡Es tan difícil encontrar a alguien que te guste! ¡Me da buena espina!".

"¿Puedo darle mi ID de Kakao? Creo que también le gusto a él.

Es un tipo agradable y tranquilo. Me ha encantado. ¿Es que tengo que olvidarme de todo para que algo bueno me pase?

De verdad que no tenía ninguna esperanza. Pensé que solo íbamos a tomar un café durante una hora...".

"Sí, yo también pensaba lo mismo".

"Parece que estamos empezando a tener un romance. Sea lo que sea, siempre es bueno tener un romance".

"Es un aliciente para la vida. ¡Espero que sea alguien genial!".

Me sentí muy contenta al recibir un mensaje de él preguntándome si había llegado bien a casa, pero traté de mantener la calma.

Podría haber sido una simple cortesía, ya que había pasado muchas veces.

Al día siguiente, por la mañana, me envió un mensaje mientras iba al trabajo, pidiéndome quedar para tomar algo.

No dejó de enviarme pequeños mensajes de cariño durante la hora del almuerzo y después del trabajo.

Por fin, había comenzado un romance perfecto.